viernes, 9 de septiembre de 2011

La vuelta al cole

Parece ser que todo vuelve a la "normalidad", por decir algo. A pesar de la que está cayendo, y sabiendo que la tormenta, lejos de amainar, va a seguir dando lo suyo, los que tenemos un paraguas fino miramos con recelo al cielo pensando si nos quedaremos con él o nos tocará mojarnos (con lo mal que me sienta a mí eso de mojarme). Aunque aplicando la filosofía que me gusta a mí, esa que dice "preocuparse por algo que no ha pasado es inútil, y una vez que pasa, ya no tienes que preocuparte mas", me deja un pelín mas relajado (que no tranquilo), a veces, sale mi faceta mas religiosa (virgencita, virgencita, que me quede como estoy). También he decir que soy de los que pienso que después de la tormenta, siempre sale el sol. Y que mientras te rodees de gente que te quiera (que no es tan fácil como se cree), todo en esta vida tiene remedio, por muy escondido que esté.

Siguiendo con nuestra historia, Pallas y Ranko hablaron. Y como siempre, triunfó el amor. Por muchas cosas que se reprochen, y por más secretos que se descubran, el sentimiento de una con respecto a la otra, hace que, al final, los baches se superen, por muy grandes que parezcan. Ciertamente, en el calor de la discusión, la persona que mas quieres es la que te hace la herida más grande, pero también es igual de cierto, que un solo beso de esa misma persona, puede cerrarla como si nunca hubiera existido. Supongo que la vida en pareja consiste en ese tipo de momentos. Ellas, por suerte, lo han tenido. Y digo suerte, porque sólo un amor puro y sicero, como el que ellas se han demostrado, puede superar y salir reforzado de este tipo de situaciones. No todo el mundo puede salir victorioso. Hay parejas que, por mucho menos, han roto su relación. Pero no ellas. No mis niñas. No, cuando desde fuera, uno ha sido testigo de tantas y tantas muestras de amor de una hacia la otra. Una mirada, una caricia, un roze, una voz, suficiente para una lo diese todo por la otra. Es muy complicado conseguir tener esa afinidad, esa complicidad. Algo forjado durante tantos años, puede golpearse, agrietarse, pero romperlo es harina de otro costal.

Desde aquí, las animo para que, aunque vendrán mas adversidades, mas problemas y preocupaciones (llamense exámenes, problemas familiares o profesionales), confíen la una en la otra, en lo que sienten, y si eso no es suficiente, levanten el teléfono y sus amiguetes siempre estarán dispuestos ha escuchar mientras se ve una peli, o simplemente te tomas unas cervezas.

lunes, 15 de agosto de 2011

El día después

Como siempre, en esta vida, da igual lo que suceda siempre hay un día después. Aunque el problema es que hacer con ese día. Algunos lo utilizan para seguir adelante; las heridas no son tan profundas como se creía, y los problemas pasan de no tener solución a tenerla, o por lo menos a intuirla. En cambio, otros temen la llegada de dicho día, pues no consiguen ver la luz al final del túnel. Y es precisamente con ellos con lo que mas hay que estar, apoyándoles y haciéndoles ver que, en la vida, las cosas suceden por algo. Y la mayoría de las veces, por algo bueno.

Como les relaté anteriormente, lo que parecía una quedada de amiguetes para visionar la trilogía de El Señor de los Anillos, ver Extendida, acabó en una declaración de intenciones por parte de una de sus integrantes: Almudena. Y el resultado fue que su actual pareja (María) recibió un jarro de agua fría. Sinceramente, creo que algo tan hermoso como el amor de dos personas no debe de negarse así, sin mas. Se que a ella le dolió. Esa negación tan rotunda y tajante me recordó a otra que sucedió hace dos mil años, de un amigo a otro. Espero no sentir jamás esa sensación, ese frío en el corazón, esa herida que sólo es capaz de proporcionarte aquella persona en la cual más confías.

El día después de los hechos relatados, como no podía ser de otra forma, era el comentario general en casa. ¿Por qué lo habrá hecho?. Ella no se lo merecía. Aunque estén enfanadas, eso fue cruel. ¿Quizás María la haya engañado?. Pero eso no es motivo para negar algo que has sentido. Por mas preguntas que nos hacíamos, no encontrábamos una respuesta válida.

Mar llamó a María, para que, con la excusa de terminar de ver la tercera parte de El Señor de los Anillos, viniera a casa y poder hablar con ella. Tal y como temía, llegó contenta y riendo, pero a nadie engañaba. En su corazón no había tal felicidad, mas bien pesadumbre y desconcierto. La fachada se fue desmoronando según iba pasando la noche, y después de sólo dos fajitas y unos cuantos dipas (porque mi niña es de poco cenar) sacamos el tema sin tapujos. Quizás es una de sus mejores cualidades: la sinceridad. Si está triste y le apetece contarlo, te lo cuenta sin ningún tipo de reserva. Y esta vez necesitaba contarlo. Su corazón no lo aguantaba. Siempre con la misma pregunta. ¿Por qué?. ¿Por qué lo dijo?. Aunque quisiera decirlo, ¿por qué no esperar a encontrarse solas?. Podrían haberlo hablado, haber resuelto sus diferencias. En eso consiste una relación. Yo te conozco y tu me conoces. Nos preguntaba pero tampoco sabíamos que contestarle. Lo único que podíamos decirle es que hablara con ella. Estoy seguro que también almu lo estaba pasando mal. Ver sufrir a la persona que quieres o que has querido, no es plato de buen gusto para nadie. Y para almudena tampoco lo es, estoy seguro. Algo le ha pasado. -"ya sabes que tu zorri es reservada para sus cosas"-, le dije, a lo que me respondió, -"cariño, pero con la persona que estás, que se supone que quieres, no lo eres."-. Aseveración irrefutable.

La noche siguió, y quiero pensar que después de hablar con ella, y unos cuantos Baileiy por mi parte, consiguió ver un poco de luz en la oscuridad en que se hallaba sumergida. -"Habla con ella, sabes que te quiere, algo ha pasado. Es tu zorri, la conoces. Habla con ella, pero sin ir con la escopeta cargada. Deja que se explique, que te abra su corazón. Sabes como hacerlo, lo has hecho otras veces. Si la quieres, lucha por ella."-.

Al final, creo que la medio convencimos. Mar le ofreció quedarse esa noche en casa. Así podría terminar de tranquilizarse y ver las cosas de otro modo por la mañana. -"cielo, es mejor que te quede con nosotros, así no pasas la noche sola y por la mañana estoy segura de que verás las cosas de otra manera."-. Pero no quiso. Se lo agradeció, como buena amiga que es, pero tenía cosas que hacer en su casa al día siguiente. -"Te llamo mañana, cielo, a ver como estás"-. Ella la miró con cariño, -"Te quiero cielo, os quiero a los dos. Lo sabéis. Ya os contaré."-.

Mientras caminaba calle arriba, yo la observaba desde mi balcón. Iba con paso firme y deprisa. Cuando desapareció al doblar la esquina, nos miramos los dos. -"¿Que te parece?"-  me preguntó Mar. -"Creo que podrá. Esta niña suele llevar a cabo las cosas que se propone."-.

sábado, 13 de agosto de 2011

La confirmación de una duda

Efectivamente, se ha confirmado algo que sospechábamos desde hacía algún tiempo. Todos los sabíamos, y nadie se atrevía a decirlo en voz alta. Pero ayer, el domador de patos y demás aves lo confirmó: almu ha estado casada.

Lo notó en su rostro nada mas verla. Ese secreto tan bien guardado a lo largo de los años, algo que incluso su pareja actual ignoraba, salio a la luz en el día de ayer, en medio de las risas y restos de comida. No niego que fue un instante violento. Hubo un antes y un después. No estoy seguro como surgió el tema, pero fue una bomba soltada, así, sin anestesia ni na. Y aunque creímos que por fin lo admitiría, para sorpresa general, nos miró a todos y dijo: "no, yo no he estado casada, no se de donde has sacado eso, y además yo no soy lesbiana".

Todos nos quedamos a cuadro. Se que a María le tocó en lo mas hondo. Tanto que ha luchado por ella, tantas y tantas noches de conversación, de compartir secretos y confidencias, de abrazos y besos...

Pero ella lo negó.

La noche no volvió a ser igual. Y aunque la reproducción de El Señor de los Anillos: Las Dos Torres seguía en la tele de plasma, nadie la miraba. Isabel, la más joven de nosotros, empezó a meterse conmigo, en un intento de acallar el nerviosismo que la rondaba. Mar, aunque lo niegue, también empezó a sentir que el ambiente había cambiado, y su cuerpo reaccionó, cerrando sus bronquios y su correspondiente amago de ataque asmático. Pablo, el domador de patos, intentaba encontrar sus sitio dentro de salón, pero las consecuencias se sentían tanto el el suelo, como en cualquiera de los sillones del cuarto.

Pero me equivoqué. Lo que pensaba que eran los pequeños guijarros del posterior terremoto se quedaron en eso. El tema quedo "zanjado" de momento, con la posterior visita fugaz de Irene y de Tamara. Pero, al igual que el polvo a un mueble, el tema volverá a salir. Lo sé. Las conozco. Sólo espero poder estar presente para relatarles el principio de una hermosa relación, o el fin de una gran amistad.